Ley de “tenencia responsable” en Chile

1-12-09

Los seres humanos a diario son llevados a un estado de miedo y angustia, en medio de ciudades que deshumanizan y albergan sus propias variantes de la guerra. Nosotros, los “racionales”, hemos creado estructuras de explotación y fragmentación social que generan violencia de todo tipo. En relación a los animales de las especies más cercanas y  dependientes de nosotros, la configuración de biopolíticas de exterminio que se implementan a través de leyes cuyo objetivo formal es la salud pública o el control de la población de perros, revela a quien quiera leer con atención la crueldad y la injusticia que “en nombre de” siempre se logra implementar.

Ya había conversado con la representante del obispo de Punta Arenas hace un tiempo. Ahora concretamente estoy refiriéndome a la llamada Ley de Tenencia Responsable de Chile, cuya lectura es realmente penosa. Su objetivo es regular la responsabilidad por daños a las personas y a la propiedad, generados como consecuencia “de la acción de mascotas y animales de compañía”, proteger la salud pública y proteger la salud animal mediante la tenencia responsable. Sin el claro objetivo de ayudar a los animales, evitar su nacimiento mediante el control ético de la población e implementar  programas intensivos de adopción, la condición de propiedad de las “mascotas”, habida cuenta incluso de la regulación que hace la ley de los criaderos de las mismas, perpetúa el eterno ciclo de venta de cachorros y matanza de los sin hogar.

Creo que el discurso de este artículo lo dice todo: “Los animales que no sean reclamados en el período establecido por la municipalidad se consideraran sin dueño y podrán ser entregados a quien asuma su tenencia responsable, subastados o sometidos a eutanasia. En caso que sean subastados públicamente, el valor que se obtenga ingresará a las arcas municipales.” Eutanasia no: por favor no sigamos usando este término porque es un simple asesinato. En cuanto a la disposición del objeto, queda claro el total dominio y disposición del ser sintiente como cosa.

Hasta que no se comprenda que estamos haciendo todo mal con los otros animales, no se visualizará el problema y por lo tanto, no se encontrará una solución para ese problema. Seguiremos violentándolos y enfermando la relación que nos interconecta con toda la vida animal, entregándoles apenas la ética minimalista del bienestar animal, que no les depara más que sufrimientos.

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