El ejercicio de la dominación

cimarron-cimarrona-any-aboglioEl animal no humano usado para seguridad de la familia de la que aparece como si formara parte, es víctima y victimario en medio de un círculo vicioso que siempre lo mantiene bajo el yugo de la dominación ejercida sobre él.

El caso del perro que mordió a su “dueño” al punto de hacerle perder el brazo pone una vez más en los medios un tema que se solapa entre los entretelones de una tragedia: el uso de ciertos animales como custodia de las casas en las que viven, para lo cual se necesita la configuración/educación diaria de un perro que de antemano se elige además con determinadas características “naturales.” En el caso, el rottweiler en cuestión ya había matado a dos personas que según el dueño del perro habían ingresado a robarle. Lo que supondría un alerta más que importante para cualquier persona. Esta vez, según declara el propio dueño refiriéndose a un vecino que llegó a auxiliarlo, “… Le puso el ahorque, y aunque ya estaba la Policía, le dije que lo mate. Y con el collar de ahorque lo mató.” [1] Juzgado culpable, nadie diría que fue por “puro espíritu de perversidad.” [2]

La lamentable situación en que hoy se encuentra Muñoz instala pautas en un análisis: los perros –los otros animales en general– tienen maneras de aprehender la realidad que podemos no entender con “nuestra” lógica y que, forzados a vivir controlados por ciertas inferencias y bajo asignaciones funcionales tendientes al estado de alerta permanente, pueden reaccionar de maneras que luego son tildadas de “incomprensibles.” Incluso en el caso no se ignoraba que los perros “solían desesperarse” cuando pasaba por la vereda alguien sospechoso.

Ahora, en la casa de Muñoz, sigue viviendo Pitu, la perra con la que no sabe qué hacer. Dice que “…lo raro es que no lo atacó a Otto para defenderme, ni lo ayudó a él a atacarme.” [3] A mi juicio, esto da cuenta de la bondad y la inteligencia de Pitu. Pero sé que soy muy optimista al buscar que toda esta desgracia le induzca a reconsiderar la relación con los animales no humanos a los que tiene en su hogar. Al menos con ellos. O con ellos para empezar.

Notas
[1] Maschio, Daniel, “No entiendo por qué mi perro rottweiler me arrancó un brazo”, Clarín, 28 de noviembre de 2014, p. 43.
[2] Conforme artículo 3, inc. 7°) de la Ley penal 14 346.
[3] Ibídem.

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