«La Tierra vista desde el cielo», pero con otra mirada

1-7-04

Invierno de 2004 en una ciudad repleta de extranjeros recorriendo el circuito turístico del fur-leather-meat. En esa plaza porteña que cuida la Fundación San Martín –con el apoyo, entre otros, de la famosa Monsanto-, Ediciones La Rivière y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires han emplazado un circuito de inmensas fotografías que nos elevan para mirar, desde la perspectiva aérea de Yann Arthus Bertrand, una particular impresión de “La Tierra vista desde el cielo.”

Una de esas panorámicas acapara gestos y palabras de rechazo, junto a rostros impávidos pero impresionados. “Matadero en Nueva Delhi- India.” La nota en el cartel explica”: En los últimos 50 años, la producción mundial de carne ha pasado de 44 a 216 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento 2 veces más rápido que el de la población.- Constituida esencialmente por carne de porcino (40%), volatería (28%) y bovino (26%), esta producción consume más de un tercio de la cosecha mundial de cereales. No hay que olvidar que en una cría industrial “fuera del campo” (sin pastos) y en fase de engorde, la producción de un Kg de buey necesita el consumo del equivalente a 7kg. de cereales (2Kg.de cereales para 1Kg. de volatería) En un mundo donde la malnutrición afecta todavía a una persona de cada 5 y en que el aumento de la producción mundial de cereales se reduce, algunos consideran criticable este consumo de cereales…”

¿Matadero en la India? ¿Pero cómo?

La señora se lo pregunta porque claro, aunque sea por su aporte a la economía y no por ellas mismas, las vacas eran, o tratan de seguir siendo sagradas en la India. Su valor vivas es muy alto dentro del circuito de la agricultura tradicional, no sólo medido en rupias sino también como modelo ecológicamente sano. Pero sucede que el programa de liberalización del comercio intenta promover el paso hacia la consumición de animales y la agricultura intensiva. El argumento proteico como favorecedor de una buena salud, usado por el Ministro de Agricultura en la India, contradice toda la investigación científica que en Occidente es usada para favorecer el vegetarianismo como base fundamental en la lucha contra las enfermedades más temibles: el cáncer, los problemas cardíacos y la enfermedad degenerativa en general y la baja en el sistema inmunológico. El Gobierno ofrece subsidios para fomentar la instalación de mataderos. Los animales asesinados, destinados a carne de exportación, representan muchísimo menos valor que la destrucción de la riqueza animal que representarían si se los usara vivos como hace el sistema tradicional de agricultura, donde su excremento es fuente no sólo de un fertilizante ecológico sino también de energía. La vaca es sagrada porque sobre ella gira el sistema alimentario en el que las mujeres cumplen un papel central, del cual ahora están siendo desplazadas. Algunos tribunales cuentan con jueces capaces de dictar sentencia contra esta barbarie, pidiendo que la India en vez de exportar carne, exporte compasión.[Sentencia del 23/3/92, Tribunal de Tis Hazari, Delhi.]

En momentos en que Argentina se ha convertido en una máquina exportadora de cadáveres, impulsando la cría intensiva de animales en todas sus formas, más que nunca parece imposible hablar de una ética que abarque a los seres sintientes no humanos, sin una previa –o al menos concomitante-, modificación de las conciencias. Si la ética nace de una perspectiva determinada acerca del modo de ser del mundo, si nace de una metafísica, no habrá liberación posible para la esclavitud animal que no parta de la base de un ser humano relacionado con el entorno en su totalidad desde una perspectiva de humildad. Una que desista de usar a otros seres sintientes para explotarlos en su beneficio. Una que advierta que sentiríamos lo mismo en el lugar de cualquier otro ser sintiente. Una que comprendería que la única razón por la que muchos continúan siendo especistas es porque no pertenecen a las especies explotadas. Desde donde sea, pero con otra mirada.

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