Amigables con las “mascotas”

adoptar-animales- sin-hogarAsí como hay un eco-friendly, tenemos también un pet-friendly. El primero cursa en medio de un desastre ecológico a nivel planetario. El segundo en medio de una comercialización masiva de animales –en principio para sumarse a un grupo o individuo humano, aunque también soporta otros usos– y con su destrucción sistemática. En Argentina se estima que “casi el 80% de los hogares tiene una mascota”, lo cual sería la razón para que cada vez sean mejores recibidos en “hoteles, locales de indumentaria, librerías y hasta algunas galerías de arte…” [1] Esta tendencia pet-friendly ha llegado incluso a Aerolíneas Argentinas, que admitirá ahora perros y gatos de más de 45 días, en vuelos de cabotaje, con certificados de salud que incluyan vacuna antirrábica y desparasitación. Según el secretario de la Sociedad de Medicina Veterinaria, “…esta mayor valoración, en parte, explica el fenómeno.” [2] Habría que analizar qué se valora más y en qué casos.

La venta de alimento balanceado, aunque se combina cada vez más con la misma comida familiar por el aumento d los precios, sigue siendo un negocio en desarrollo en Argentina, según la consultora Kantar Woldpanel. [3] Los productores aspiran a que más y más personas alimenten a sus perros y gatos con estos productos, porque no estarían suficientemente popularizados, sobre todo en relación a los perros.

Es lógico suponer que aquellos que en definitiva son parte de un grupo familiar, vayan teniendo acceso a ciertos beneficios citadinos. Por supuesto es una manera también de invitar al consumo y hasta de promover el nacimiento de nuevos consumidores no humanos. Pero me preocupa que esta “amistad” se desarrolle con tantos pares mercantilizados a su alrededor. Y más aún, porque ni siquiera necesito remitir a otras sintiencias animales no humanas: se propone o se acepta la conversión de perros como competidores, vigilantes o terapeutas, o se los saca impunemente de la lista friendly cuando carecen de un hogar o cuando se los usa “en beneficio de la humanidad.”

Si objetivar a los otros los volatiliza como sujetos, empatizar con ellos y ellas preludia las razones que tenemos para considerarlos moralmente como tales. Y si lo hacemos realmente, ni siquiera sería necesario otorgarles tal categoría para liberarlos de la explotación y uso a los que hoy los condenamos.

Notas
[1] Gómez, Silvia, “Crece en la Ciudad la moda de ir con la mascota a todos lados”, Clarín, 18 de enero de 2015, p.52.
[2] Ibid.
[3] Samela, Gabriela, “Se gasta más en comida para las mascotas que en yerba y pastas”, Clarín, 25 de enero de 2015, iEco.

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