Los amigos de las vacas y los que eligen, simplemente, no dañar

15-1-07

En La Nación de hoy, lunes 15 de enero de 2007, una nota atrapa la atención de quienes luchamos por los derechos animales: «Los amigos de las vacas ya pueden ir de compras», por Ruth La Ferla.[1] El texto expresa que el movimiento vegano se multiplica y, con ello, las opciones de consumo respetuoso de los animales. Resulta agradable encontrar este tipo de notas, con vías a precisar hasta qué punto es posible vivir sin dañar a los no humanos pero aclarando, sin embargo, algunas cuestiones.

Por supuesto, los negocios a que se hace referencia están en EE.UU. Más precisamente en Nueva York. Existen porque hay una demanda por parte de quienes llevan a la práctica el simple principio de no dañar. Algunos podrán ser amigos de las vacas, otros no tanto, y algunos otros lo serán de los cerdos o los patos. El veganismo no es ni debe ser un opción «alternativa» para algunos, pues no es un vegetarianismo «extremo» -como dice la nota-, sino más bien un «vegetarianismo integral» o un «vegetarianismo profundo». Prefiero decir que es la práctica de los derechos animales. En momentos en que cierta prensa on line en Argentina tergiversa una vez más el concepto de los «derechos», confundiéndolo con la ayuda a los esclavos o el mejoramiento de las condiciones de explotación (bienestar animal), necesitamos puntualizar que el veganismo es la consecuencia lógica de la postura de los derechos animales que no debe ser divulgado como una opción «personal» o de un grupo específico. Por eso tampoco es adecuado que la prensa hable de «los veganos», como personas especiales que denuncian «la crueldad» en un centro de experimentación -como denunciado por un grupo específico o como si fuera la crueldad o ese centro solamente-.[2]

La ecuación es muy simple: los animales son esclavos y para que dejen de sufrir y ser asesinados por ello, necesitan no ser reclamados como objetos. Esto hace a la pregunta cotidiana por la ética del respeto a los otros seres sintientes no humanos, pregunta que solo puede hacer el ser humano que ELIGE, lo cual es, lógicamente, un acto difícil en una sociedad donde el deseo está capturado por el capital.

La nota hace referencia al «vegetariano ocasional», simplemente una persona con gran poder adquisitivo que no elige por conciencia responsable, la cual no necesita, ni quiere, ni aspira -pueda o no pueda-, a ser un «vegano chic». Es más, en Argentina las mujeres veganas solemos renunciar a la elegancia con absoluta felicidad, dado que nuestro pensamiento pasa por ser parte de un movimiento social, lo cual solo se sostiene con la práctica diaria y por cierto nada ocasional.

Resumiendo: el impulso a la cría de animales para comida, vestimenta, entretenimiento,etc. se hace siempre de la mano de una serie de personas, asociaciones, fundaciones, y otros medios que impulsan esta actividad y llevan a su consumo. Nuestra tarea es llevar a la sociedad el mensaje de los derechos animales: hacerse vegano no es una actitud extrema. Como dije en el 2001 en el artículo Día del Animal: «Si querés que algún día puedan festejarlo, empezá por tu cocina, tu baño y tu ropero.» Los comercios veganos podrán vender «cosas lindas» a quienes las comprarán simplemente porque les gusta y tienen dinero para hacerlo. Pero el veganismo no necesita de un determinado poder adquisitivo. Es nuestra manera de salvarlos de verdad, pues en esta sociedad que hemos conformado parece que todos tienen que pagar con algo: ellos pagan con sangre. Los defensores de los animales sembramos el veganismo para liberarlos de esta cruenta esclavitud.
Notas:

[1] Los amigos de las vacas ya pueden ir de compras, por Ruth La Ferla. La Nación (Argentina), Edición impresa y on line, 15 de enero de 2007. Disponible en http://buscador.lanacion.com.ar/Nota.asp?nota_id=875282&high=amigos%2520pueden%2520ir%2520compras
al 15 de enero de 2007.

[2] Estoy con los monos, por Gonzalo Leon. Lanacionch [Chile], 14 de enero de 2007: Disponible en:http://www.lanacion.cl:80/prontus_noticias/site/artic/20070113/pags/20070113221358.html al 15 de enero de 2007.

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