Sandra, los orangutanes y los otros animales

sandra-orangutanes-otros-animalesLa situación de la orangutana Sandra, cautiva desde hace 20 años en el Zoológico de Buenos Aires, ha dado la vuelta al mundo a partir del fallo de la Cámara Federal de Casación Penal, en el caso caratulado “Orangutana Sandra s/ recurso de casación S/HABEAS CORPUS”. En esa oportunidad, 18 de diciembre de 2014, la Cámara no se pronunció acerca del hábeas corpus que habían rechazado los tribunales inferiores, remitiendo las actuaciones a la Justicia Penal Contravencional y de Faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es la competente para entender en el caso. Pero en el fallo, los jueces dijeron que “a partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente…”

Lo cierto es que este año, el Dr. Gil Domínguez (Afada) interpuso un recurso de amparo en nombre de Sandra –ahora sí con legitimación para hacerlo en su representación–. El Dr. Gil Domínguez señala que Sandra podría considerarse sujeto de derechos porque, a diferencia de los otros integrantes del Zoológico, tiene una identidad genética similar a la humana. Otorgado el recurso, pasó a consultarse entre otros, con expertos extranjeros, vía Skype, si Sandra está en condiciones de ser trasladada a un Santuario o a otro lugar. La jueza Elena Liberatori deberá tener en cuenta estas opiniones, los testimonios del ex director del Zoo, del museólogo Claudio Bertonatti y del cuidador de Sandra, así como también el costo del traslado, que rondaría los 150 mil dólares. En estos momentos Afada es parte querellante. Según Gil Domínguez, considerarla sujeto de derechos llevaría a que ya no pueda estar cautiva, pues no sería un objeto pasible de ser protegido por malos tratos o crueldad de acuerdo a la Ley 14.346.

Recuerdo en estos momentos los pedidos de prueba que en su momento interpuse a Fauna y Flora Silvestre Nación en relación al resultado de las necropsias realizadas a los orangutanes Sarah (fallecida en 1998), Tymo y Connie (ambos en el 2001), los tres en el Zoológico de Buenos Aires. En esos momentos también habían muerto monos caí en el mismo lugar., al parecer por contaminación del lago alrededor del cual vivían. No fueron “encontradas razones para investigar”. Sí, hay muchas muertes en esta cárcel que tanto promociona el “bienestar” de los prisioneros expuestos.

Más allá de los temas jurídicos, cabe la reflexión sobre el impacto que estos sucesos tienen en una sociedad que tortura y mata a miles de millones de animales no humanos sensibles e inteligentes, aunque no con características cognitivas similares a las humanas como los grandes simios. Parecería que se está tratando de ir hacia un derecho antropocéntrico en vez de humanocéntrico como el actual.

Mi palabra entonces no puede ser otra que aquella con la que habitualmente invito a rever nuestra relación con los otros animales. Pero también voy a señalar ahora la paradoja que representa este caso en relación a los orangutanes en el mundo. En las últimas dos décadas han muerto más de 6000 orangutanes cada año, en Sumatra, debido al arrasamiento de su hábitat, la selva de Indonesia y Malasia, para hacer lugar a plantaciones de palmas para extracción de aceite y en menor medida para la obtención de madera, parte de la cual es comprada para convertirse en el papel que utiliza una conocida multinacional a la cual se le pide luego que venda una hamburguesa “veggie”. Se calcula que los orangutanes se extinguirán en la próxima década mientras los conservacionistas hacen rescates sin descanso de las crías huérfanas, tratando de rehabilitarlas y trasladarlas a un lugar seguro.

Esto me lleva a pensar en esos productos “aptos para veganos” que contienen aceite de palma o son directamente hechos con el mismo, como el típico caso de una “manteca vegana”. No me parecen tan aptos: por los orangutanes, por los tigres, por los elefantes y porque una lista de ingredientes no totaliza todo lo que necesitamos saber en relación al consumo de un producto, como ya se sabe.

Así que mientras extinguimos a unos, reproducimos a otros para matarlos en lo que he denominado un “holocausto en su eterno retorno”. Como si no fuera suficiente, los “sapiens” científicos planean clonar a un animal extinguido 27 mil años atrás, un mamut que, según creen algunos paleontólogos que estudiaron el tema, se extinguió por problemas metabólicos que pulverizaban de a poco sus huesos y destruía sus articulaciones. Los propios investigadores que planean clonaron dudan de que sea ético hacerlo.

Sandra pueda “estar en condiciones” de salir de su jaula de cemento. Pero no fue ni podrá ser lo que debería, al igual que sus pares: un Ôrang-ûtan. En malayo, persona de la selva.

Ana María Aboglio

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