Cuando se usan como “mascotas”

Los animales “de compañía” han representado siempre un gran negocio en Argentina, incluso en épocas de recesión económica. La modalidad de compra-venta a través de Internet funciona globalizando la oferta con su invasiva vidriera virtual y, por ende, la demanda. Los productores de cachorros e intermediarios utilizan hoy el mercadeo digital, aumentando así el consumo.

Recientemente, a partir de ciertas quejas y de una petición en la democrática Change.org., Wallapop, una aplicación de ventas entre vecinos, decidió suspender los anuncios de transacciones “con seres vivos”. El tema es receptado por una nota en Clarín, que apunta al problema de que “en Argentina la venta de mascotas on line no está reglamentada”. [1] Discurso que participa de un denominador común en lo mediático: hay que evitar los “excesos” y la crueldad, regulándolo todo, de manera de preservar la explotación en forma “humanitaria.” No siempre se expresa con esta claridad.

La presidenta de ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal) dice que están furiosos porque en Internet «venden animales como si fueran muebles«, y la presidenta de ADECUA (Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina), señala que la gente “tuvo problemas con animales de los que les dijeron que eran de raza pero no lo eran.” Recomienda pedir facturas y tickets de vacunas, y verificar papeles.

Acostumbrados como estamos a considerar normal su cosificación, no lo relacionamos con la apropiación de otros seres sensibles y, en el caso, la cuestión aparece aislada de la problemática de los animales sin hogar, cuyo destino oscila entre los que hacen “proteccionismo” –ocupación que es para la gente “compasiva”– y los que se manifiestan desde lo público como autoridades de “buena voluntad” para los “animales.”

La nota de Clarín, en breve columna aparte, consigna algunas recomendaciones. La primera, adoptar. Pero estamos en una sociedad donde los animales se venden porque son mercaderías, y como esto sucede porque las personas los compran como mercaderías, las tres siguientes recomendaciones son para quienes “deciden” comprar en vez de adoptar, aconsejando que vayan a un criadero registrado, que vean cómo “tratan” a los perros, que conozcan “al papá y la mamá del cachorro” y que pidan factura, documentación sanitaria, etc. y –otro gran negocio– que pregunten “qué alimento balanceado le están dando al animal para después mantenerlo”.

Tal vez el comprador “mantenga” el mismo balanceado. Tal vez no. Lo que mantendrá en todos los casos es el negocio donde no hay realmente un “papá y una mamá”: hay hembras confinadas para que sus hijos se conviertan en animales “de compañía”.

Mi única recomendación es que rescaten/adopten animales sin hogar.

Nota

[1] López, Vanesa, “Reclaman que se prohíba la venta de mascotas por Internet”, Clarín, 13 de febrero de 2016, p. 58.

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