Un caso paradigmático en Totoras, Santa Fe
8-10-05
Mientras que se va tomando conciencia de la extendida y dramática situación en que se encuentra la animalidad no humana, se libran algunas batallas en la lucha para alcanzar los cambios que garanticen legalmente los intereses que se intentan proteger. Dado que los beneficiarios, en el caso, no pueden hacerlos valer por sí mismos, de quienes nos involucramos en esta causa dependen los resultados.
En el caso de los espectáculos que utilizan animales, existe un acercamiento creciente a la noción de la inmoralidad ínsita en esta explotación. Por supuesto, cuando la tortura está a la vista, como el caso de la tauromaquia, el ruido del desprecio por esta práctica es atronador. Si de circos se trata, los intereses económicos de quienes manejan el espectáculo en cuestión se están acomodando al cambio que se viene pero, a la vez, luchando contra él. Del consenso social –alcanzado a partir de la clara difusión de las ideas por parte de quienes defendemos a los animales-, y del rechazo a los legisladores que ceden a la presión del lobby circense dependerá, en gran medida, la liberación de los animales de este uso “tradicional”.
Totoras. La excepción de septiembre de 2005 a una prohibición vigente desde 1995.
Desde el año 1995 rige en la ciudad de Totoras, Santa Fe, Argentina, una clara ordenanza que prohibe los espectáculos con animales. El circo Español, que tiene animales en su plantel y que ya funcionó sin presentarlos en otra ciudad santafesina donde rige una ordenanza similar, encuentra una aliada en la concejal Gabriela Ringer (Partido Justicialista), la cual dirige una Carta al Concejo Municipal de Totoras, el día 27 de septiembre de 2005, solicitando una excepción a la Ordenanza 247/95, para que actúe la elefanta “siempre y cuando se lo cuide y no se lo maltrate o castigue” y hasta tanto el concejo “no revea dicha Ordenanza para actualizarla,” (1) Se presume que la actualización significa bienestarizarla y por lo tanto, destruir su intención y programática. Entre los fundamentos de la solicitud, la concejal alude a que “muchos chicos están ilusionados con ver a este animal…” y que “si de los derechos animales se trata, no podríamos por ejemplo permitir que se realicen desfiles con caballos y/o carruajes, por el pavimento ya que hay que ponerles herraduras, que en ciertas ocasiones lastiman, o en la perrera deberían tener compartimientos separados y no permitir que estén todos hacinados en un mismo espacio, donde es posible que se peleen y lastimen”. A los dos días el Concejo Deliberante, considerando entre otras cuestiones:
“_ Que se ha inspeccionado el lugar comprobando el buen estado en que se encuentran los animales así como también el buen trato que reciben.
“_ Que muchos niños están ilusionados con ver a este animal, por lo que se permitiría la realización del show, suspendiendo en forma extraordinaria los efectos de la Ordenanza mencionada, mientras dure la estadía del Circo Español en nuestra localidad…»
suspende en forma extraordinaria lo establecido por la Ordenanza 247/95, mientras el Circo Español permanezca en la ciudad.
La explotación: ¿Soporte de una ilusión?
Gabriela Raquel Ringer tiene razón cuando denuncia otras prácticas anti-derechos animales, pero concluye mal su razonamiento. Justamente, muchas prohibiciones deberán conseguirse para afianzar la protección de los animales debido a su falta total de derechos legales, desde que son considerados una cosa. Teniendo en cuenta los fundamentos de la solicitud y los considerandos de la excepción recientemente sancionada, se hace necesario más que nunca insistir en que la calidad de bueno, excelente, malo o regular del trato dado a un animal por parte de quienes lo utilizan para obtener ganancias, no sólo es una consecuencia de la aceptación de la situación de explotación, sino que también se trata de una cuestión de alta subjetividad y elásticos límites, dependientes de múltiples variables, ninguna de las cuales puede traspasar esta frontera: siempre nos hallamos en el terreno del sometimiento, del aislamiento, de la falta de libertad, la degradación y el estrago al individuo que conlleva la prisión y la utilización forzada a una vida que ningún niño debería creer es la del verdadero ser, si es que vamos a enseñarles el respeto a esos otros. La ilusión por verlo se la creamos o no nosotros. Expliquémosle porqué está mal lo que se hace con ellos y nos pedirán que echemos a los circos con animales. Como no es posible el sometimiento sin la manipulación constante de los animales a los fines de la explotación comercial, el cuidado físico de los mismos para que rindan en este propósito es un interés de los propios dueños de los animales. La coincidencia, en el caso, con algunos intereses de los animales, obnubila la visión del cuestionamiento ético básico, desviando la atención hacia lo que, en una sociedad especista –bienestarizada–acarrea el consenso general indignando a la gran mayoría. Y los explotadores se defienden y los funcionarios se alían con esta postura que les permite zafar de la presión de los defensores de los derechos animales apoyándose en la falta de crueldad y el buen trato.
Los espectáculos con animales –sea una doma, un circo, un show marino y tantos más–, convierten a magníficas criaturas en objetos, a veces tristemente cómicos, aún cuando el entrenamiento para las piruetas use poco el látigo. Convirtiéndolos en caricaturas, los animales llegan a la mirada de un niño ya degradados en su auténtica valía. No enseñamos a nuestros niños cómo viven otros humanos de distintas culturas trayendo individuos perteneciente a la misma y mostrándolos en la realización de actos que les obligamos a hacer para luego –mientras sean capaces- retornarlos a la jaula o a la cadena.
La percepción acerca de los animales está cambiando y el Circo Español lo sabe. En Rafaela, Santa Fe, adonde se dirigió luego de pasar por Totoras, ofrece a la gente:
“…elementos tecnológicos de última generación, como el sistema de sonido digital estéreo y souround.
Cumple con las exigencias del público más selecto, tal es así que en cada función los efectos sonoros, playbacks y producciones se transforman en una de las grandes atracciones, sin dejar de lado la iluminación, pues se cuenta con un sistema lumínico de avanzada. Es tanta la energía necesaria para poner en marcha el espectáculo de luces, sonido y motores, que el tendido eléctrico de las ciudades anfitrionas no basta, razón por lo cual fue necesario implementar dos grandes usinas, que brindan total autonomía y autoabastecimiento.” 2
Sin duda, el circo está lleno de posibilidades en la era digital para entretener y divertir a niños y adultos, sin necesidad de apelar a costumbres que afectan al medio ambiente y a los animales que no deben ser usados como sirvientes cuando deberían seguir siendo señores en sus tierras originales. ¿No sería mejor que los niños supieran lo que le está pasando a los elefantes en la realidad? ¿Con cuántas mentiras vamos a criarlos?
¿Qué hacer?
No nos quita el sueño una excepción a la regla mientras los intereses económicos se acomodan a los cambios. Seguiremos explicando a los amigos, a los familiares, los compañeros de trabajo y a quienes consideremos útil, el daño que les hacemos a los animales no humanos y a los niños enredándonos en la ficción del circuito circense, partiendo de la base de la necesidad de liberar a los animales de su actual grado de sometimiento, hacemos la diferencia que agilizará los tiempos del cambio social.
Por otra parte, hagámosle saber al Concejo Deliberante de Totoras que repudiamos esta excepción recientemente sancionada por Ordenanza 627/05, debido a que el mundo necesita una ordenanza como la 247/95 de Totoras, hoy seguida por numerosas ciudades del mundo y argentinas, incluyendo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, (a pesar de algunos votos en contra, por ejemplo, el que con argumentos similares a los de Ringer esgrimió la diputada Vilma Ripoll, por falta de profundización en la materia.) Hagámosle saber que prohibir los espectáculos con animales es un avance en el cambio social que necesitamos hacia una sociedad que respete a todos los seres sintientes en el aún muy incompleto camino de la aún bárbara civilización.
Concejo Municipal de la ciudad de Totoras
Arenales 976- Totoras.Santa Fe. Argentina.
Teléfono Y fax: 03476-460439- 2144.
e-mail:concejototoras@fullzero.com.ar
Notas
- Información suministrada por la Agrupación Amigos de los Animales de Totoras.
- Debutará el circo, nota del Diario La Opinión de Rafaela, Santa Fe, 7-10-05, alcanzable a la fecha del presente artículo en: http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2005/10/07/h5a0750.htm